Augusto Indeleble decidió suicidarse tras saberse con serios problemas
económicos. Necesitaba despedir a un empleado y no tenía valor para hacerlo.
Tras dejar una nota al Juez, fue incapaz de apretar el gatillo. En su
último delirio, pensó en una alternativa: reunir a sus seis empleados y
proponerles jugar a la ruleta rusa.
Cada
uno de los trabajadores haría un disparo apuntándose a un pie. Si no tenía
bala, el afortunado seguiría trabajando. En caso contrario, se ganaría una
pensión por invalidez y el resto de sus compañeros conservarían el empleo.
Los
cinco primeros lo intentaron sin éxito.
Sólo
quedaba un turno. Rogelio cogió el Colt con firmeza y disparó.
«D. Augusto Indeleble, conocido
empresario local, se suicidó ayer en la soledad de su despacho. La Guardia
Civil, alertada por sus propios empleados, halló muerto al malogrado gerente de
la empresa con un revólver en la mano y un disparo en la cabeza. Una nota
manuscrita explicaba las razones que llevaron a Indeleble hasta tan trágico
desenlace.
Los trabajadores, huérfanos tras el
fallecimiento de su jefe, constituirán una cooperativa que llevará su nombre en
homenaje a su memoria.
La familia pide una oración por su alma.
Que Dios le perdone.
El Palentino, 7-9-2017».
José María García Sánchez
Bienvenido José María, espero que te sientas a gusto entre nosotros.
ResponderEliminarSi cuando dicen que la primera intención es la que vale... La decisión y firmeza de Rogelio que no andaba por historias, acabó con la vacilación de Augusto. Un buen relato. Me gustó.
Gracias por compartirlo. Un abrazo.
Un placer leerte José Mª, un relato que me hizo arquear las cejas y abrir los ojos desmesuradamente.
ResponderEliminarJ.R.
A veces la indecisión de uno es la oportunidad de otro. Magnífico relato. Una placer leerte.
ResponderEliminarHola y bienvenido José María, me ha gustado tu relato. Un hombre que prefiere morir antes que despedir a un empleado. Una rara avis en los tiempos que nos están tocando vivir, aunque creo que Augusto hizo trampa, no había ninguna bala en el arma que entrego a sus empleados, mas bien me suena a prueba. Quería saber si realmente estos se merecían su sacrificio, puede que las razones esta última decisión fueran algo más profundas. Un texto intrigante, lo dicho, me ha gustado.
ResponderEliminarUn saludo y reitero la bienvenida.
Gracias a todos por vuestros comentarios y, sobretodo, por la bienvenida. Da gusto encontrar personas que aman la literatura (no es tan fácil encontrarlos). Rogelio es un héroe (decidido, eficaz, atrevido), y Augusto Indeleble su contrapunto (indeciso, pusilánime,apocado)Un abrazo a todos, y espero leer cosas vuestras aquí, y dinamizar esta magnífica web, que hago mía (nuestra)y de la que espero aprender mucho.
ResponderEliminarFrente a la cobardía de unos, la valentía de otros.
ResponderEliminarCuando en la vida se presenta una disyuntiva, o se afronta o serán otros los que tomen la decisión final para salvar la situación extrema.
Bienvenido José Maria. buen relato
Supongo que Rogelio será el socio gerente de la cooperativa. Ha demostrado tener determinación y valor para tomar decisiones, del tipo que sean.
ResponderEliminarAl menos, yo no me atrevería a discutirle el puesto
Jordi
Rogelio encarna todo aquello que admiro en un ser humano: determinación, reflejos, decisión. Rechazo la pusilanimidad, la indecisión y el apocamiento de quien tiene una vida regalada. Con media docena de Rogelios levantamos este país (que cada uno identifique país con lo que quiera) en cuatro días.
EliminarUno de esos relatos que des pues de terminar de le erlo me iso pen sar en las duras de cisiones que abeses esta vida tease tomar para no pregudical a las presonas que quieres. bienbenido Jose Maria
ResponderEliminarMari Carmen
En esta vida hay que ser decidido, si no quieres que otros piensen por ti. El relato tiene múltiples lecturas, pero la que más me llama la atención es aquélla que opone la determinación a la estupidez. Al fin y al cabo Indeleble ya estaba muerto antes de entregar su revólver, y su vida no valía más que el pie de cualquiera de sus empleados.
ResponderEliminarRogelio
La duda es propia de seres inteligentes: solo los borregos y adocenados actúan sin preguntarse porqué. Quizá disparase en un pie no sea una feliz idea, pero acabar con tu jefe, me parece un poco excesivo (o quizá no... no sé)
EliminarAugusto I.