Esta caja de cartón es bien
extraña, se abre por abajo y por un lateral, por si la pones de pie o la
prefieres tumbada. Supongo que va en
función al hueco libre del estante. Seguro que está diseñada por una mujer,
ambas partes están troqueladas.
ADVERTENCIA, no meter la
bolsita en el microondas. Sonrío.
La infusión no puede
introducirse en el microondas, pero a mí, con tu infinito amor, aquella tarde y
sin previo aviso, me metiste de cabeza en el MACROONDAS. La suerte es que te da
vueltas en un mar lento que te calienta por dentro.
Es Melisa y pasiflora,
sonrío menos porque voy atisbando mi destino.
Especifica: Meter la bolsita
en la taza, añadir agua caliente y esperar de cinco a ocho minutos.
A pequeños sorbos porque
quema, pienso en que esto, lo nuestro, lo tuyo y lo mío, iba de mujeres. Hace
milenios que va sólo de mujeres.
De esas que aman mucho, y
tienen hijos, para poder consentir a nietos. Nada de eso, MADRE, nada de eso.
Lo tienes y lo sacrificas,
al tuyo y al mío, a la misma edad por el bien del mundo o de las serpientes,
para el caso es lo mismo. No reprimo una lágrima.
Recuerdo que me dijiste:
—Niña amada, es por un bien
mayor. No puedes negarte, a ello te debes.
Y allí mismo vertiste junto
con la luz, todos los misterios.
La pasiflora, MADRE, es
pasión y sufrimiento. Y a moco tendido porque duele, y ya no puedo contenerme,
te pregunto:
—¿Dejarás que me despedacen por
no desvelar tus secretos?
Laura Mir