A veces hay que cambiar de
rumbo por caminos escarpados, cuando te das cuenta de lo retorcidos que son. Pero
tú pensabas, estabas convencidísimo de que eran los más correctos. Te paras y
deliberas en rectificar porque te aceptas equivocado, también te resignas por
el tiempo que has perdido dando vueltas y vueltas. No, no pasa nada, te dices,
absolutamente nada; porque en el fondo te sabes sempiterno. En tu fuero interno
ya habitan todas las carencias de opciones y te consuelas. Te reconfortas a ti
mismo porque no tienes otra, sin embargo, mientras el giro acontece, se hace
inevitable la conjugación de cada uno de esos compañeros de viaje a los que
dejas atrás.
Laura Mir
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