domingo, 28 de septiembre de 2025

LA VIBRACIÓN DE LA ESPERANZA


 


Un sonido encima de otro, superpuestos.

No cesan, no pueden sustituirse: se amontonan.

Como capas de ceniza en una estancia cerrada,

susurros en distintos idiomas que nadie entiende.

 

Una capa sobre otra, suman o restan,

hasta que una de esas capas coincide

con la frecuencia de la voz humana.

 

En la profundidad de su abismo oscuro,

infinito, húmedo, un hombre espera.

No grita porque está afónico.

Intenta ajustar su voz. No puede.

Y espera.

 

Rememora recuerdos lentos.

Tiempos lejanos entretejen un leve sonido,

apenas audible.

Sabe que cuando la frecuencia cambie,

cuando todo encaje,

alguien logrará escucharlo.

 

Pero por ahora,

es una leve vibración más,

una de esas capas tenues

perdida entre pasados recuerdos,

futuros posibles

y calendarios que nunca llegan.

 

Todo queda en el aire.

Como si el aire mismo fuera un archivo.

Como si la historia que hemos olvidado

necesitara tomar aliento antes de hablar.

 

Mientras la ignorancia y el caos giran,

se pregunta:

¿Cuántos habrá como yo?

 

 

Laura Mir  


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