miércoles, 29 de abril de 2015
El edén del escritor - Aurea Martí
La vieja casona llevaba años deshabitada. A las pocas semanas de morir doña Remedios, don Fernando, su marido, fue ingresado en una residencia para la tercera edad. Ahora, tras su muerte, la casa junto con la granja que la rodeaba pasaba a ser propiedad de Carlos, su único hijo como heredero universal.
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