—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
el individuo a los vientos que arrastran su navío de un lado a otro, sin que
sepa muy bien a qué puerto o qué abismo le llevará está loca carrera sin
sentido. Desde esta parte de la frontera que media entre los sueños y los
fracasos, vive un hombre que nunca sabe muy bien en qué parte se encuentra, si
en la zona buena o en la zona mala.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
el amor desgañitado a las brisas heladas de los olvidos, ayer yaciendo en su
seno y hoy, carne putrefacta pasto de los buitres negros de la indiferencia.
Nacido de una mirada, crecido por una caricia y asesinado por un sueño ajeno
que nada ha aprendido. Desterrado amor que vaga por el ancho mundo de una
memoria arrinconada, yendo de sombra en sombra huyendo de la luz como un oscuro
secreto, mientras cava abismos internos con sus ficticias carencias.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
la mujer ante siglos de explotación, de esclavitud, de incomprensión, de miedo
al poder de sus abrazos, a la luz que llevan consigo a este injusto mundo de
hombres embrutecidos, ciegos y absurdos. Existencias ajenas a la sabia
inteligencia de la razón elemental, de belleza, de amor, de futuro y de los
suaves suspiros que deja tras de sí la ternura de estas dadoras de vida. Temen
unos, temen otros y, temen ambos.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
la razón a un mundo desprovisto de ella, donde la demencia, la codicia, las ansias
de poder y la falta de justicia, se disfrazan con sagradas vestimentas y bellas
liturgias, mientras ofrecen humo celestial. Cuántos cementerios repletos de
cadáveres inocentes, provocados por las creencias de unos y otros; creencias de
dominio, basadas irónicamente en el amor, la comprensión, el respeto y la
misericordia, ahogando en sangre hermana al verdadero fin humano.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
la multitud de hambrientos, exiliados, excluidos, ancianos abandonados, niños
esclavos, mujeres maltratadas… todos
ellos olvidados por el mundo y la gente que reside en él. Tristes fantasmas inconscientes
que vagan por los pasillos de una vida que nunca será en realidad una
existencia propia. Sin pasado, sin presente, sin futuro, invisibles sombras doloridas
y exhaustas que simplemente, deambulan.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?
Grita
un mundo a sus hacedores mientras agoniza lentamente infectado por ese terrible
cáncer llamado Homo Sapiens, viendo como sus criaturas se extinguen unas tras
otras, devoradas por una maldita metástasis que no para de desarrollarse por
doquier. Ya poco queda del azul de sus cielos, de su aire puro y sus aguas cristalinas.
Una tierra violada es el resultado, sí, sí, violada, arrasada y moribunda, que
solo espera un final que tarda demasiado en llegar.
—
¿Qué delito cometí contra vosotros naciendo?...
Me
devano los sesos y solo obtengo una sencilla respuesta a todas las versiones
que soy capaz de darle a la misma pregunta:
… El
delito cometido es el de haber nacido hermano.
Ismael Mir
* Este relato participa en el juego FRASELETREANDO de la comunidad ALMAS DE BIBLIOTECAS Y CINES CON LA FRASE DE Calderón de la Barca: “Qué delito cometí contra vosotros naciendo”.
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