Soy consciente de que voy
abrir la famosa caja esa de Pandora y cuando nos demos cuenta, todos los
demonios de aquellos infiernos de sol y arena nos cubrirán por completo, pero
serán vientos nuevos aunque de tormentas viejas, sé que no es consuelo, pero en
cierto modo, reconfortan o sólo me conforman, puede que sea el caso.
Lo hago porque hoy he pensado
en ti, en mí, en nosotros; en ellos, en los vivos y en los muertos, esos que
yacen en las fosas del silencio y la locura; en la gran fractura que provoqué,
que provocamos… No, no, no pretendo justificarme, justificarte, a estas alturas
y después de tanto tiempo, creo que no hace falta. Nunca nos gustaron las
excusas.
Durante estos años me han
ofrecido otras cosas, muchas, algunas las he intentado, otras no me han atraído
en absoluto, ya sabes como soy de inquieta, me conoces bien y lo que no
interesa, sobra.
Ninguna de las que he ido probando
me ha llegado a llenar lo suficiente como para quedarme. Lo último ha sido un
proyecto de reinsertación social para las víctimas que nos ha dejado esta
crisis. Aunque lo pintan bien y es un proyecto piloto en esta zona, no termina
de completarme. Tampoco interesa a nadie, ¡cómo te lo cuento!
Nos estamos volviendo todos
locos de eso no me queda duda…¡Cuánta razón tenías!
Después de darle muchas
vueltas, he pensado en volver al exilio, al plato vacío, al muro sinvergüenza,
a la cárcel negra, a las torturas y al barracón. Necesito hacerlo porque quiero
sentir sobre la piel nuestros colores y ese tacto tan especial de la gente
pequeña, esa gente que con solo buena voluntad hace cosas muy grandes. Quizá sea,
porque en estos últimos tiempos sólo he conocido a gentes muy grandes
encapsuladas por propia estupidez en círculos muy reducidos.
Ignoro dónde y con quién
estás ahora, pero eso nunca supuso un gran problema para nosotros. Porque
siempre hemos sido como lagartos reposando al sol, dejándonos la piel en la
espera del momento preciso para poder ir, simplemente para luego poder volver y
explicarlo.
Porque echo de menos todo
eso y más… Te llamaré, pero esta vez te pido que si no podemos salvar a nadie,
no te quites las gafas con rabia para tirarlas por encima de los carteles en
las marchas negras, fue por lo único que desaparecí.
Laura Mir
Un gran relato Laura, me ha enganchado a la primera, hacia tiempo que no leía algo tan bueno. Me ha encantado este pasaje:
ResponderEliminar"Lo hago porque hoy he pensado en ti, en mí, en nosotros; en ellos, en los vivos y en los muertos, esos que yacen en las fosas del silencio y la locura; en la gran fractura que provoqué, que provocamos… No, no, no pretendo justificarme, justificarte, a estas alturas y después de tanto tiempo, creo que no hace falta. Nunca nos gustaron las excusas."
Una pluma maravillosa estimada, eres genial y mas aún.
Un saludo y una gran :)
Jajaja, espero que coja el teléfono, ha llovido ¿¿??
ResponderEliminarMuchas gracias por todo, besos y mañana más.
Estás muy críptica últimamente, querida Laura. Le hablas con frecuencia a alguien que no sabemos quién es y le comentas con tu maravilloso estilo retazos de vida de los que no sabemos los antecedentes ni tenemos referencias.
ResponderEliminarLa escritura es terapia, y sanación, y liberación, y crecimiento. Creo que estás en un momento especial de tu vida y estamos siendo espectadores. Que sea todo para bien :)
Un gran abrazo!!