Cosa rara pero hoy no voy a
recriminarte nada, no tengo ganas y además entiendo que la auditoría no fuese
clara, acabases en prisión y allí no se permiten los móviles, me hago cargo.
Aquí me tienes, sobre la
cama, muy incómoda escribiendo sobre papel y con un lápiz que me regaló mi
padre hace muchos años, aún vivía, se entiende porque muerto poco podía
regalarme.
Es bonita esa sensación del
grafito al rasgar mientras garabatea letras, está un poco seco, emite ese sonido
parecido a un suspiro ronco prolongado en el tiempo. ¡Es todo tan añejo!
El tema no sé por dónde
cogerlo, y si no hubiese recibido esa carta creo que estaría un poco más risueña
o no; estaría sola y sin todos estos fantasmas que se han levantado de entre
los muertos para rodearme. Sonríen irónicos, mientras te escribo y contemplan
este momento con miradas malvadas entre ellos, ignorándome, como si no
estuviera o como si no me diera cuenta. Son guasones pero no me molestan, deben
estar a gusto porque se han quedado todos y no cabemos en el apartamento.
La culpa es de esa maldita rueda
tuya del destino, que vuelve cargada de formas escurridizas pero repletas de
tanto significado, asustan cuando se vuelven asimétricas y las comprendes una a
una.
Bien sabes, que desde hace cinco
años me alimento de pequeñas ilusiones, en el día a día no hay cabida para las
grandes porque no son alcanzables, porque se acomodan, te seducen, te hacen suya
y luego te desilusionan con brutalidad y no hay grúa que pueda levantarte.
No desde que aquel me rechazó
por no ser lo suficientemente buena, apurando hasta el último día para decirme
que se casaba con otra. Ya, ya, ya sé que ha llovido y que el dolor y la
angustia han disminuido y que incluso respiro mucho mejor. No vayas a empezar
de nuevo con la retahíla al leer esto, que a tu compañera de celda no le importa
y a lo mejor hasta se molesta y te da una paliza y prolonga tu estancia.
Esta mañana la cartera que
hace fofuchas y las vende por face para sacarse un sobresueldo, ya sabes cómo
están los salarios públicos. Me ha hecho entrega de una carta muy extraña.
El sobre venía sin
remitente, supongo para que no se me ocurriera devolverla. La letra en negro,
fina, muy masculina e inclinada hacia la derecha, con excesivo rigor para mi
gusto.
La he abierto poco a poco, ¡parecía
tan frágil! Venía a decir que la relación del mentecato con su esposa se había
enfriado, que lo había engañado, cuánta razón tenía, se deshacía en disculpas y
me pedía una cita formal, tal y como hacían los antiguos, por escrito. Para
retomar la relación donde la dejamos hace cinco años.
La he observado durante algún
tiempo con incredulidad y finalmente la he colocado, porque no sabía dónde
ponerla, entre las hojas del diccionario chino del 55 que me regalaste. Es
bastante antiguo, una primera edición y otro aticismo de los tuyos, porque bien
sabes que mi máximo interés por la cultura oriental termina en los rollitos de
primavera del restaurante chino de la esquina. Y a eso me ha sonado, además de
llegar en frío y a destiempo.
Cuánta razón tenías al
decirme que para todos los males, hay dos remedios: el tiempo y el silencio,
estoy sorprendida, siempre pensé, aunque nunca te lo dije, que jamás le
encontraría el sentido práctico al diccionario chino. Ya puedes estar contenta,
yo lo estoy, porque finalmente pude hallarle utilidad a lo incomprensible.
Laura Mir
Me ha gustado mucho esta historia Laura, una carta a una amiga.
ResponderEliminarComo siempre un relato muy bien escrito que he leído con gran placer. Para que veas lo que puede dar de si un calendario chino.
Un saludo y una :)
No es un calendario, es un diccionario, y ya tengo la siguiente parte para explicar el porqué su amiga le compró el diccionario chino. En esta carta que subiré dentro de poco es la amiga que como se aburre en prisión, son vacaciones forzadas, se aburre y le escribe. Espero que te guste tanto como esta. Un beso y feliz domingo.
EliminarUn diccionario muy, muy especial!
EliminarUna buena utilidad la del calendario chino, yo habría hecho otra cosa con la dichosa carta, que me reservo de decirlo públicamente je,je,je. Excelentemente narrado.
ResponderEliminarAbrazos Laura.
Como caja fuerte, con esos carácteres tan incomprensibles está bien que guarde una carta que además de incomprensible ya le es ajena y sin demasiado interés. Me alegra que te haya gustado, aprovecho para desearte un feliz domingo. Un abrazo.
EliminarEstá claro que la estupidez no conoce límites. Pensar que después de haber rechazado a una dama por casarse con otra, y al ser abandonado creer que con una carta sería suficiente para reparar el sufrimiento, además de absurdo y estúpido, sería un intento de menoscabar el amor propio de quien ha recibe la indigna carta.
ResponderEliminarPor otro lado, encuentro innecesario decir que me ha gustado el escrito, ya que considero que al comentarlo dejo constancia de ello.
Francisco, la estupidez humana no tiene límites, una vez leí algo parecido a esto, que el estúpido es la persona que hace daño aún saliendo perjudicado él, o algo así, jeje. Me alegra que te haya gustado, pero en este mundo hay de todo por aquello de la diversidad.
EliminarMe alegra que te haya gustado, un honor. Mis mejores deseos para el día de hoy. Besos.
Muy buen relato para llegar a la frase de referencia con maestría. Me ha gustado mucho, todo un arte Laura. Besos y feliz domingo
ResponderEliminarMuchas gracias, me alegro que te haya gustado, y sí, es un relato difícil de escribir, estoy muy contenta con los resultados.Un gran abrazo y disfruta mucho del día de hoy.
EliminarYo también tengo unos cuantos diccionarios (porque es un diccionario, no un calendario, ¿no?) a los que no le doy uso,... y acabo de encontrar una razón para no enviarlos al trastero... jajaja
ResponderEliminarEstpendo Laura!, Buen domingo!
Sí, sí, es un diccionario, como caja fuerte, guardianes de aquellas cosas que no se comprenden, como soporte para pegar la tira de la sandalia... un sinfín de utilidades, jajaja. Muchas gracias y disculpas, porque aunque sin noticias no te olvido, me pongo en contacto contigo. Besos y feliz día.
EliminarMe ha gustado mucho esta carta. Yo tampoco sabría donde poner una como la recibida. Si tuviese un diccionario chino....
ResponderEliminarSon muy útiles para estas cosas, jajaja. Muchas gracias por pasar a leer y comentar. Me alegra que te haya gustado. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para hoy.
ResponderEliminarMuy bueno, Laura, me ha gustado mucho. Se le puede buscar utilidad a todo, hasta a un diccionario chino! Jaja
ResponderEliminarFeliz domingo!
Un beso.
A todo Eva, y si de momento no es así, se guarda para mejor ocasión. Muchas gracias por pasarte a leer y comentar. Un gran abrazo y feliz domingo.
EliminarEn un tiempo de esta mañana,he leído tu relato,con letras fina e inclinada...
ResponderEliminarMe a gustado,un saludo Laura.
Sorprendida me hallo ante la sencillez y maestría con que narraste este relato, ni cabe decir que me ha encantado y esperando estoy la respuesta de la misma.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu prosa, es excepcional. ;) Un abrazo.
P.D. Te he nominado para un premio cuando tengas unos minutillos pásate por mi blog a recogerlo.
http://lunnaris81.blogspot.com.es/2015/05/premio-parabatais.html?spref=fb
Debo de estar sensible porque este párrafo me ha tocado la fibra sensible: " me alimento de pequeñas ilusiones, en el día a día no hay cabida para las grandes porque no son alcanzables, porque se acomodan, te seducen, te hacen suya y luego te desilusionan con brutalidad y no hay grúa que pueda levantarte." . Los sentidos están presente.
ResponderEliminarUn abrazo y por supuesto comparto
Ironías del destino que todo acaba poniéndolo en su sitio, o eso dicen... la carta que llega a destiempo de una vida entre las hojas de un diccionario que nunca sirvió para significar nada.
ResponderEliminarUn original relato, Laura, y muy ameno. Una lee y lee queriendo saber más sobre adónde conduce la historia. Es como un pedacito de vida, justo como a mí me gustan los relatos. Me ha encantado! :)
Un fuerte abrazo y feliz velada de martes!!
Hola Laura
ResponderEliminarMe ha encantado.
Tan real como cotidiana.
Con metáforas preciosas, contada y escrita con maestría.
Una historia que transmite y deja palpar los sentimientos de la protagonista.
Que lástima que ese hombre no supo ver y valorar a tiempo donde estaba el verdadero amor.
Me encantó.
Un gran, gran abrazo.
Excelente relato Laura y perfecta redacción de esta carta, realmente logras con ella que uno se compenetre en la historia y que irónica es la vida y como actúa sin conciencia un ser humano de todo el daño que pudo llegar a provocar, creyendo que expresando haberse equivocado a través de una fría carta, remediaría todo el sufrimiento que padeció esta mujer. Felicitaciones!! Saludos...
ResponderEliminarMuy bien, Laura. Literatura epistolar, un género que solo he rozado en alguna ocasión, pero que me parece muy interesante. "Tu" carta es todo un logro y la he descubierto por casualidad, cuando me disponía a leer un relato de Nora en contestación a ella. Menos mal que no la he perdido. Besos.
ResponderEliminarFELICITACIONES Laura ...como bien dijo nuestro admirado Salvador ... el foro cada noche se hace más agradable y extenso.
ResponderEliminarESPERO gracias a tu escditura que siga siendo completamente exitosa tu aparición y la de los demas