lunes, 4 de mayo de 2015
La cuna de los secretos - Jaime Ros
Se desvivía por vivir. Anduvo pisando las huellas que se habían marcado entre los pasajes del suelo. No esquivó ninguna, cada vez que pisaba una de ellas quería recoger la presión que había quedado olvidada. Sintiendo que la presión de otros cuerpos subían por sus piernas, rodeando sus rodillas, atándose al fémur para hacerlo fuerte y poder soportar el resto de su peso.
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