NOTA: Ante las observaciones de algunos lectores en cuanto a la facilidad de acceso para poder leer esta historia, porque es verdad, ya que no todos tienen acceso a G+ y es un poco de lío. Les dejo una recopilación de enlaces para su mejor comodidad. Pido disculpas por las molestias y doy las gracias por el interés y dedicación que nos muestran. Afectuosamente.
Laura Mir
RECOPILACIÓN DE ENLACES:
Primera parte
Segunda parte
Tercera parte
Cuarta parte
Quinta parte
ROSA BLANCA 1.898 (Parte VI)
Guillermo se
deshizo en excusas con ella, que no hacían falta porque Blanca era inmensamente
feliz por Rosa y por él, si bien nunca lo quiso como marido, le reconocía su
valía como persona entera, noble y de muy buenos sentimientos. Era lo mejor que
le podía pasar a su hermana. Con esa boda, ganaba una seguridad y posición que
las colocaban de igual a igual, ante la sociedad y el mundo, cosa que Blanca
por mucho que hubiese querido ni una vez siendo marquesa, hubiese conseguido.
Su entorno era demasiado rígido y pocas veces perdonaba la procedencia de las
personas. Este enlace arreglaba la situación y acallaba las bocas maldicientes.
Sonreía cada
vez que imaginaba el modo en que Guillermo se declaró a Rosa, sabiéndola tan
sufrida por todos, seguro que ella le diría:
— Ahora me
quedo preocupada por Blanca, qué será de ella, es tanta la responsabilidad de
su legado…
Él dudaría
un segundo y conociéndolo como lo conocía, con una sonrisa y sus atractivos
hoyuelos en las mejillas, le respondería a su hermana:
— Hay que
priorizar las preocupaciones antes de consumirnos innecesariamente. Tu inicial
preocupación soy yo, solucionemos esto y luego, juntos, arreglaremos la
situación de tu hermana.
Se acercaría
y la besaría, con ese dulce beso que lo aclaraba todo. Guillermo era así.
Los
acontecimientos siguieron, se rompió un compromiso y se inició otro, junto con
todos los preparativos de una boda que debía ser maravillosa.
Los meses
transcurrieron de locura y ambas compartieron el afán y hacer para que el
enlace fuese maravilloso, a veces peleaban por nimiedades, como la elección de
las flores o el color de los manteles, paro luego acabar riendo a carcajadas,
uniéndolas más y más. Eran tan felices que parecía que se casaban las dos en
vez de una.
Después de
la boda, Rosa y Guillermo emprendieron un largo viaje de novios del que Blanca
no sabía el destino. Su hermana no había viajado nunca y Guillermo quería que
todo fuese una sorpresa para ella, quería ver el asombro en sus ojos en cada
ciudad, en cada camino, en cada lugar que pararan. La amaba tanto.
Cuando todo
era perfecto y parecía que nada podía empañar la dicha que sentía, Ramón volvió
a la carga con la responsabilidad del legado, el marquesado y el buen
matrimonio que solucionara el gran problema.
Estaba visto
que no la dejaría vivir su propia vida ni respetaría sus decisiones, le estaba
vetado poder elegir y Blanca, sintiéndose impotente, volvió a cubrirse de un
mutismo de consideradas proporciones, lo rodeó todo de ese silencio
ensordecedor que sale del alma, y la vida que llevaba, si bien de por sí no era
muy interesante, dejó de tener de forma continua, matices atractivos. Lo único
que la abstraía de vez en cuando, eran las cartas que recibía de Rosa, que leía
y releía, una y otra vez.
Era tanta la
presión que Blanca sentía que apenas comía, pasaba las noches sin pegar ojo y
perdió interés por todo, sacarla de casa, pasear por los jardines para que le
diera el aire se había convertido en una misión titánica. Ramón en realidad estaba
muy preocupado por su hija, podía ser riguroso, exigente y conservador, pero
inhumano desde luego que no. El quería a Blanca por encima de todo, cuando la
veía deambular por la casa en aquel estado, se cuestionaba si en realidad estaba
haciendo lo correcto o por el contrario, totalmente errado.
Por eso le
sorprendió mucho aquella mañana cuando Blanca le solicitó, el concierto de un
nuevo matrimonio, le daba igual con quién y cómo, el único requisito que
exigía, y esas fueron sus palabras, es que su futuro marido viviera lejos, muy
lejos de allí. A lo que el marqués restauró las consabidas responsabilidades para
con el marquesado, a lo que Blanca le contestó en un golpe de coraje, que le
daba igual, que buscara quien lo gestionara porque ella ya le entregaba su
vida, que hiciera el favor de no pedirle los años que sin ninguna duda la
consumirían entre aquellos muros que se habían convertido en una pesada carga,
eran una prisión, su prisión. Quería salir de allí y alejarse, casada o muerta,
le daba igual, pero que hiciera el favor de no prolongar más su sufrimiento.
Así fue como
Ramón movió contactos e hizo gestiones y la casó por poderes con el hijo de un
amigo suyo, Jaime Olivares, propietario de una plantación tabaquera en África,
donde Blanca viajaría al llegar la primavera.
La buena de
Rosa, se dijo Blanca, lo entendería todo.
Continuará…
Laura Mir
Ohhhh un destino le esperara a Blanca en las alejadas tierras de África. Esperemos que ese nuevo matrimonio este lleno de amor. ¿Que hará Rosa sin su hermana?
ResponderEliminarVaya, que pena y al mismo tiempo que liberación para Blanca, un relato de sentimientos enfrentados que he leído con gran placer Laura. Como siempre me quedo con ganas de mas, entre tu y Julia estáis haciendo un gran trabajo, espero continuación con cierta impaciencia.
ResponderEliminarUn saludo y una :)
Ostras! Muy duro. Me encanta como habéis descrito a cada una de las hermanas y en concreto, a la que menos prestamos atención porque es hermosa y de otra clase, Blanca porque es la que más sufre precisamente por su condición. De lagrimita, Rosa lo pasará mal. No sé si después de encontrarla podrá, ahora que son íntimas hemanas, vivir sin ella. Un abrazo!
ResponderEliminarBueno, pues ahora nos queda saber lo que le ocurrirá a Blanca cuando llegue a África, pero eso nos lo iréis desvelando con vuestra estupenda prosa a dúo, mis queridas Julia y Laura. Comparto con mucho gusto y os dejo besos y mis mejores deseos para la semana:-))
ResponderEliminarEsperemos como van a continuar la historia y hacer feliz a la pobre de Blanca.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un gran abrazo.