domingo, 12 de octubre de 2014

Sueños torcidos - Duelo de plumas



Hoy por fin voy a poder realizar uno de mis sueños contigo, el que estés a mi lado, quiero poder construir ese navío que nos llevará hasta los confines del mundo y más allá, estoy impaciente e ilusionado.

En cuanto se abren las puertas de ese taller me abalanzo como un poseso sobre los planos y herramientas que necesito para mi tarea, con el corazón exuberante de alegría me entrego a la labor con entusiasmo y energía desbordante, confiado, con la mirada puesta en el horizonte, mientras tú, preparas con esmero las vestiduras de este sueño compartido.

Sin embargo algo no va bien, las reglas y plantillas que utilizo se tuercen  entre mis dedos, nada encaja, todo lo que necesito para poder realizar mi sueño se convierten en obstáculos insalvables, la silicona para las juntas no es la adecuada, los tapones se pierden, las cuadernas no encajan, los palos están torcidos, las velas están hechas de harapos mal cosidos y llenos de parches, el timón no aparece por ninguna parte, hasta los planos están en una jerigonza que desconozco, todo se está convirtiendo en una pesadilla, pero lucho para que todo encaje a pesar de todo, lucho sin descanso mientras la certeza del fracaso me invade a pesar de mis esfuerzos, lucho mientras mis lágrimas se las lleva el viento de la triste y cruel derrota.

Sin embargo lo has revestido de oro y púrpura para mí, enseñándome como con esmero lo frotas y lo mantienes brillante, mientras me sonríes, confiada y segura de ti misma. De repente abro los ojos y me despierto a tu lado. Todo se concreta mientras te observo,  conozco el significado de mi sueño, solo es una copia de mi vida a tu lado, sé adónde han ido a parar los sueños que tu decías compartir conmigo, o las promesas que me hiciste y, que nunca cumpliste. Como algo que una vez mal construido, va perdiendo partes esenciales a medida que el tiempo pasa en el inmenso mar de una vida que un día creí compartir contigo. Aunque desde lejos brille y deslumbre bajo la luz de sol que ya esta desapareciendo en el horizonte. No era más que un espejismo que habías dibujado para mí.

Ya no hay ninguna brisa que empuje este navío o lo que queda de él, siento como el agua negra del engaño invade poco a poco este ya triste futuro pecio, que sólo espera poder llegar a alguna orilla, para poder encallar.

Pasaré a ser hábitat de sueños perdidos y de pesadillas tan oscuras como la mentira que vive en tu alma, indiferente, ausente y de pronto, tan desconocida. Los días serán como losas de piedra fría, los meses como las noches tristes y los años pasarán por mi lado sin tan siquiera echarme una mirada. Pobre pecio abandonado en la orilla de un mar que un día quiso ser vida y que, por culpa de las mentiras se convirtió en una ciénaga, en la cual nada crece ni nada vive.

Ya no hay palos, las velas hace tiempo que se las llevaron las tormentas de las tardes de otoño, la madera que tanto te costó ensamblar, lijar y barnizar, han sido robadas por los habitantes del lugar.

Ahora sólo queda el armazón, fuerte y aun lleno de sueños, esos que construí en su momento con todo mi amor y mi tesón.  Además hace algún tiempo que va renaciendo en mí la vuelta a  la vida, ahora que todo lo que tú habías aportado ha desaparecido, seré yo quien lo vista de nuevo, aunque sea con retales y tablillas de colores diferentes. Qué me importa, si lo que busco es ser feliz. Puede que mi barco ahora ni brille ni deslumbre, pero será fuerte y podrá llevarme a aquellos lugares a los cuales siempre he querido ir, aunque sea solo.

Y  aquellos sueños que un día se convirtieron en pesadillas, sólo serán recuerdos que yacerán para siempre en el fondo de un océano profundo y oscuro, que en estos momentos nombro: mi vida.


Benjamín J. Green



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