Hoy por fin voy a poder realizar uno de mis sueños contigo,
el que estés a mi lado, quiero poder construir ese navío que nos llevará hasta
los confines del mundo y más allá, estoy impaciente e ilusionado.
En cuanto se abren las puertas de ese taller me abalanzo
como un poseso sobre los planos y herramientas que necesito para mi tarea, con
el corazón exuberante de alegría me entrego a la labor con entusiasmo y energía
desbordante, confiado, con la mirada puesta en el horizonte, mientras tú,
preparas con esmero las vestiduras de este sueño compartido.
Sin embargo algo no va bien, las reglas y plantillas que
utilizo se tuercen entre mis dedos, nada
encaja, todo lo que necesito para poder realizar mi sueño se convierten en obstáculos
insalvables, la silicona para las juntas no es la adecuada, los tapones se
pierden, las cuadernas no encajan, los palos están torcidos, las velas están
hechas de harapos mal cosidos y llenos de parches, el timón no aparece por
ninguna parte, hasta los planos están en una jerigonza que desconozco, todo se está
convirtiendo en una pesadilla, pero lucho para que todo encaje a pesar de todo,
lucho sin descanso mientras la certeza del fracaso me invade a pesar de mis esfuerzos,
lucho mientras mis lágrimas se las lleva el viento de la triste y cruel
derrota.
Sin embargo lo has revestido de oro y púrpura para mí, enseñándome
como con esmero lo frotas y lo mantienes brillante, mientras me sonríes,
confiada y segura de ti misma. De repente abro los ojos y me despierto a tu
lado. Todo se concreta mientras te observo,
conozco el significado de mi sueño, solo es una copia de mi vida a tu
lado, sé adónde han ido a parar los sueños que tu decías compartir conmigo, o
las promesas que me hiciste y, que nunca cumpliste. Como algo que una vez mal
construido, va perdiendo partes esenciales a medida que el tiempo pasa en el
inmenso mar de una vida que un día creí compartir contigo. Aunque desde lejos
brille y deslumbre bajo la luz de sol que ya esta desapareciendo en el
horizonte. No era más que un espejismo que habías dibujado para mí.
Ya no hay ninguna brisa que empuje este navío o lo que queda
de él, siento como el agua negra del engaño invade poco a poco este ya triste
futuro pecio, que sólo espera poder llegar a alguna orilla, para poder
encallar.
Pasaré a ser hábitat de sueños perdidos y de pesadillas tan
oscuras como la mentira que vive en tu alma, indiferente, ausente y de pronto, tan
desconocida. Los días serán como losas de piedra fría, los meses como las
noches tristes y los años pasarán por mi lado sin tan siquiera echarme una
mirada. Pobre pecio abandonado en la orilla de un mar que un día quiso ser vida
y que, por culpa de las mentiras se convirtió en una ciénaga, en la cual nada
crece ni nada vive.
Ya no hay palos, las velas hace tiempo que se las llevaron
las tormentas de las tardes de otoño, la madera que tanto te costó ensamblar,
lijar y barnizar, han sido robadas por los habitantes del lugar.
Ahora sólo queda el armazón, fuerte y aun lleno de sueños,
esos que construí en su momento con todo mi amor y mi tesón. Además hace algún tiempo que va renaciendo en
mí la vuelta a la vida, ahora que todo
lo que tú habías aportado ha desaparecido, seré yo quien lo vista de nuevo,
aunque sea con retales y tablillas de colores diferentes. Qué me importa, si lo
que busco es ser feliz. Puede que mi barco ahora ni brille ni deslumbre, pero será
fuerte y podrá llevarme a aquellos lugares a los cuales siempre he querido ir, aunque
sea solo.
Y aquellos sueños que
un día se convirtieron en pesadillas, sólo serán recuerdos que yacerán para
siempre en el fondo de un océano profundo y oscuro, que en estos momentos nombro:
mi vida.
Benjamín J. Green
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