Querida Laura
Te escribo esta carta para contarte una cosa que se me ha
ocurrido. Sabes que el tiempo no frena y que, de tanto en tanto, la vida nos da
la oportunidad de elegir un camino distinto a seguir. Además, estoy harto de
ver pasar los días tan amargos que nos ofrece ahora este país de mierda.
Perdona mi lenguaje, pero esa palabra sigue apareciendo en la Real Academia de
la Lengua Española y, más pronto que tarde, me imagino que será adornada con
ribeteadas letras doradas, de tanto que la gente necesita usarla.
Verás, hace cosa de tres años compré una caldera a plazos, la cual
ya empieza a parecerse más a mi viejo frigorífico. Cómo soy buen pagador, al
cabo de un tiempo recibí una carta de la financiera en la que me ofrecían un
crédito de 1000 euros para lo que quisiera. No les hice caso, claro, puesto que
considero que nadie da duros por pesetas y menos como está el país, pero,
sorpresa para mí, al cabo de unos meses recibo otra carta donde el
crédito se había duplicado hasta los 2000.
Irremediablemente, me volví a acordar de mi friolera caldera, pero
tampoco les hice mucho caso en esta ocasión. Nuevas cartas no han parado de
llegar en estos últimos meses. Estoy abrumado, y la señorita cartera, la cual
no conocía, también.
La última cifra ofrecida es de 4000. Imagina mi cara de asombro,
cuando leo a diario en el periódico que el país va de proa contra la costa y
esta gente de los bancos ofreciendo un dinero que aumenta y aumenta cada vez
que no les contesto. Curiosamente ayer estaba viendo las noticias y hablaban de
las fraudulentas indemnizaciones que han cobrado los mismos banqueros que nos
han metido en esta crisis. Prefiero no decir lo que pensé de ellos, porque
seguro te sonaría a árabe.
Pues bien, hoy he recibido una carta del banco en la que me
ofrecen hasta 25000 euros. Ventajas de ser buen pagador claro, después de
cuarenta años de duro trabajo. Esto me ha hecho pensar, y hacer números: si en
el otro banco, en el que tengo otra cuenta, también me ofreciera 25000, y junto
todos los créditos, tendría un buen pellizco. Cincuenta y cuatro mil euros es
una buena cantidad de dinero con los tiempos que corren: casi podría comprar
la empresa que hace esas calderas tan malas, pero lo he pensado mejor. Si con
todo ese dinero me voy a Brasil, podría vivir bien los años que me quedan, pero
claro, me sentiría solo.
Así que se me ha ocurrido, ¿por qué no pides tú tus créditos
también?, lo juntamos todo, sería un buen pellizco y nos vamos a Brasil a vivir
la vida, y esos que nos han metido en la maldita crisis que se jodan y nos
busquen.
Piénsalo, y mientras lo piensas ve tomándote una caipiriña que te
ayudará a valorar la situación
Laurita, la samba nos espera. Nos vemos en el aeropuerto, pero
antes pasaré de visita por los bancos.
Albert y Carlos
*Música: La vida es un Carnaval - Celia Cruz
Pensándolo bien, no sería mala idea, al menos podríamos vivir y respirar un poco, con tantos impuestos nos ahogamos, jeje.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, gracias por compartirla. Un besazo a los dos.
No os engañéis, Brasil además de samba y caipirinha, tiene altísimos impuestos, muy cara la vida, y deficientes servicios públicos como la seguridad social, la educación, transporte... hay que sopesarlo...jejejejeje
ResponderEliminarAh es bueno saberlo, admitimos sugerencias, a dónde si no? , jjeje
ResponderEliminarAlbert
Pues sí, a quién no le gustaría fugarse ahora mismo al paraíso...
ResponderEliminarJajaja. ¡Muy buena idea!
ResponderEliminarLas infraestructuras son malisimas. Teng8bun amigo allá y esta pensando en volverse.
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