miércoles, 25 de junio de 2014

Carta a Brasil




Querida  Laura


Te escribo esta carta para contarte una cosa que se me ha ocurrido. Sabes que el tiempo no frena y que, de tanto en tanto, la vida nos da la oportunidad de elegir un camino distinto a seguir. Además, estoy harto de ver pasar los días tan amargos que nos ofrece ahora este país de mierda. Perdona mi lenguaje, pero esa palabra sigue apareciendo en la Real Academia de la Lengua Española y, más pronto que tarde, me imagino que será adornada con ribeteadas letras doradas, de tanto que la gente necesita usarla.

Verás, hace cosa de tres años compré una caldera a plazos, la cual ya empieza a parecerse más a mi viejo frigorífico. Cómo soy buen pagador, al cabo de un tiempo recibí una carta de la financiera en la que me ofrecían un crédito de 1000 euros para lo que quisiera. No les hice caso, claro, puesto que considero que nadie da duros por pesetas y menos como está el país, pero, sorpresa para mí, al cabo de unos meses recibo otra carta donde el crédito se había duplicado hasta los 2000.

Irremediablemente, me volví a acordar de mi friolera caldera, pero tampoco les hice mucho caso en esta ocasión. Nuevas cartas no han parado de llegar en estos últimos meses. Estoy abrumado, y la señorita cartera, la cual no conocía, también.

La última cifra ofrecida es de 4000. Imagina mi cara de asombro, cuando leo a diario en el periódico que el país va de proa contra la costa y esta gente de los bancos ofreciendo un dinero que aumenta y aumenta cada vez que no les contesto. Curiosamente ayer estaba viendo las noticias y hablaban de las fraudulentas indemnizaciones que han cobrado los mismos banqueros que nos han metido en esta crisis. Prefiero no decir lo que pensé de ellos, porque seguro te sonaría a árabe.

Pues bien, hoy he recibido una carta del banco en la que me ofrecen hasta 25000 euros. Ventajas de ser buen pagador claro, después de cuarenta años de duro trabajo. Esto me ha hecho pensar, y hacer números: si en el otro banco, en el que tengo otra cuenta, también me ofreciera 25000, y junto todos los créditos, tendría un buen pellizco. Cincuenta y cuatro mil euros es una buena cantidad de dinero con los tiempos que corren: casi podría comprar la empresa que hace esas calderas tan malas, pero lo he pensado mejor. Si con todo ese dinero me voy a Brasil, podría vivir bien los años que me quedan, pero claro, me sentiría solo.

Así que se me ha ocurrido, ¿por qué no pides tú tus créditos también?, lo juntamos todo, sería un buen pellizco y nos vamos a Brasil a vivir la vida, y esos que nos han metido en la maldita crisis que se jodan y nos busquen.

Piénsalo, y mientras lo piensas ve tomándote una caipiriña que te ayudará a valorar la situación

Laurita, la samba nos espera. Nos vemos en el aeropuerto, pero antes pasaré de visita por los bancos.


Albert y Carlos

*Música: La vida es un Carnaval - Celia Cruz

6 comentarios:

  1. Pensándolo bien, no sería mala idea, al menos podríamos vivir y respirar un poco, con tantos impuestos nos ahogamos, jeje.

    Me ha gustado mucho, gracias por compartirla. Un besazo a los dos.

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  2. No os engañéis, Brasil además de samba y caipirinha, tiene altísimos impuestos, muy cara la vida, y deficientes servicios públicos como la seguridad social, la educación, transporte... hay que sopesarlo...jejejejeje

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  3. Ah es bueno saberlo, admitimos sugerencias, a dónde si no? , jjeje

    Albert

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  4. Pues sí, a quién no le gustaría fugarse ahora mismo al paraíso...

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  5. Las infraestructuras son malisimas. Teng8bun amigo allá y esta pensando en volverse.

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