Fue una tarde de otoño.
Mi corazón se moría sintiendo que
te perdía.
Qué ironía… si acaso alguna vez
te tuve.
Fue un instante, la sospecha me
dolía,
y en tus ojos me miré,
mas ya no encontré calor, sino
una mirada fría
que como acero afilado el corazón
me partía.
Al conocer tu traición quise mis
pasos volver,
ya fue tarde para mí y al fin
pude comprender,
que por tus ojos veía.
Por amor y sin rubor a tus brazos
me entregué,
Mas los besos de tu boca fueron
falsos… ahora sé.
Nunca tu amor tuve yo. No me
amaste, bien lo sé.
Me culpo yo de este error, más tu
pecado ahí está.
Nunca debiste iniciar la tortura,
la agonía,
la sinrazón de este amor, que más
que amor fue dolor,
queriéndote hasta la muerte,
muriendo en vida sabiendo
que tú nunca me amarías.
Y fue aquella tarde sombría en
que me miré en tus ojos,
que como la última hoja de aquel
otoño tan gris,
mi corazón ya cansado de tanto
quererte en vano,
por ti dejó de latir.
Mati de Tena
Me ha encantado.
ResponderEliminar¡Muy bueno, me gusta!
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