jueves, 12 de junio de 2014

En memoria de Paco de Lucía



Se paró el reloj que marca el compás
cada segundo del día
y el mundo se quedó en silencio.
Cuando se para el corazón del más Flamenco.

Del puente a la cejuela,
la música llora en silencio,
las primas y los bordones
se preguntan: ¿Dónde está el maestro?

La nave del olvido
nunca se llevará tu música
ni tu pensamiento.
Siempre vivirá en un corazón Flamenco.

Heredero directo de un dios flamenco,
en los genes llevas arte y sentimiento.

Artesano del compás,
dueño de la ilusión y la magia.
Notas profundas y luminosas
sueñan con tu guitarra.

Decir Paco de Lucía,
más que guitarra es ilusión,
y para el flamenco eres una bendición.

Que suenen las guitarras
hasta que traspasen mis sentimientos
y llenen de magia estos momentos.

Entre el puente y la cejuela,
una lluvia de arpegios,
y florecen melodías
de las manos del maestro.

Por maravillosas
que sean mis palabras,
no tienen la luz
que tienen las notas de tu guitarra.

Te esperan en el cielo.
Recitará Lorca,
te cantará Camarón,
bailará Carmen Amaya
y Dios hará la presentación.

El recital será en la playa,
el fondo será una montaña,
los rayos del sol
serán las cuerdas de tu guitarra.
El público estará sentado
sobre la arena para escucharla.

Ahí que todo es gloria divina,
Dios dará un concierto
para toda la humanidad
y tú llevarás la bandera
de la música en son de paz y libertad.



Antonio Fernández Salobreña

2 comentarios:

  1. Antonio, cuando hablamos de los maestros siempre me da la impresión de que nos falta algo, algo muy profundo, ahora siento que es menos, pero esos vacíos que dejan son muy difíciles de llenar. Gracias por compartir esta poesía tan sentida.

    Un abrazo

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