martes, 27 de mayo de 2014

La cidra, Lisy, Torcuato y yo



Ayer fue un día de cidrales apoteósicos, no quiero decir sidrales, quiero decir cidrales, campos plantados de cidros, árboles cuyo fruto es la cidra, un poco mayor que una naranja y parecido al limón, muy utilizada para hacer confituras y medicinas. No, no es que me esté yendo del tema, es que tiene mucho que ver con el día de hoy. Por la calidad de digestión en su estado natural.
La palabra del día es: NO, algo que no sabía decir y que por cuestiones de agenda y alguna cosa más que no entro en detallar, me veo obligada a repetir hasta la saciedad, la cidra empezó a soltar su acidez sobre mí.
Ayer me sentí acosada, en el amplio sentido de la palabra, el móvil no paraba de sonar, el fijo tampoco… hasta últimas horas de la noche fue una constante sin variación. Incluso hablé con personas que hace meses que pensaban que habían muerto por voluntad propia, pero sin duda, me equivoqué. Todos querían algo de mí, que en estos momentos no estoy dispuesta a dar, porque aunque parezca mentira, y después de muchos derroteros, tengo las cosas mucho más claras.
El último trimestre del año pasado, como sabes, estuve ingresada en una habitación, encerrada con llave y sin nada, sin sillas, mesas, bolso, cinturón… nada. Ni siquiera un simple pañuelo de papel que pudiera obturar mi garganta.
A nadie de toda esta gente, sabiéndolo, se le ocurrió llamar a mi casa para preguntar cómo iba. La sensación de soledad era inmensa, el vacío cuando miraba a las cámaras que me observaban, era estremecedor, pero lo bueno es que sobreviví. Tomé una pastilla azul, que no consta en el informe, a los pocos minutos todo empezó a girar y lo vivido comenzó a transcurrir como en una película. Una sensación extraña, pero que me ayudó a entender y encajar muchas de las situaciones que deambulaban por mi memoria, por lo que pudo haber sido y no fue, o porque no actúe de la mejor manera posible, o por... qué se yo; lo muerto, muerto está.
El lunes y el martes pasado, tuve sendos ataques de ansiedad, y aún así, decidí que llevaba más de un mes enganchada a las pastillas para tranquilizar a caballos y me comí el “mono” y el dedo pulgar derecho, que me quedó destrozado, pero lo conseguí.
El caso es que hoy estoy mucho mejor, y ha llegado el momento de decir NO, de cerrar puertas y de dejar que el universo siga girando y expandiéndose a su ritmo, él al suyo y yo al mío, eso sí, con un poquito más de conciencia por experiencia y con la pérdida total de confianza en el ser humano. Todos somos culpables hasta que se demuestre lo contrario, o era al revés, NO, es así, somos muy, pero que muy… egoístas.
Ayer con la última persona que hablé, un bálsamo para mí, hablamos de que el universo le ha dado por conspirar contra mí, y que era el momento, de ir dejando atrás todas aquellas cosas que me hacían sentir mal. La garganta me dolía, la tenía inflamada porque tenía atravesados unos cuantos “NOES”.
Cuando me he levantado esta mañana, como hago siempre, le doy al ON del ordenador y me voy a por mí café con mermelada de cidra. Lisy III, una de mis gatas, tiene la manía de pisar el teclado, mover el ratón y lamer el teléfono, quiero creer que ha sido ella. Me he encontrado que esta representación que te adjunto, estaba pasando por mi pantalla, no la recuerdo, ni sé cómo ha llegado al escritorio; como una señal inequívoca de que estoy en lo correcto, y de que es el momento de decir algún que otro, NO. Y con la seguridad de que esa fuerza superior que todo lo une, llámala como gustes, me estaba indicando lo correcto de mi decisión.
He perdido en poco tiempo a dos buenos amigos, se me fueron de las manos al amanecer, decidieron que sus vidas no tenían sentido y marcharon. Mi cerebro no lo aceptó, no capté sus señales… me he sentido tan desgraciadamente responsable, qué es NO, SE ACABÓ… cada uno es dueño y señor de su destino. Y si no quieres cambiar el invierno en primavera, es tu problema, para nada, lo hagas mío.
Lisy III, como yo, es muy curioso, ella también sobrevivió al abandono.
Estoy convencida de que la vida o el azar, no va a darme una cuarta oportunidad, por tanto te envío este mensaje por si te puede ayudar a cerrar puertas de estancias vacías y abrir otras, de salones llenos de oportunidades que merezcan ser vividas plenamente, tomando las decisiones correctas para crear nuestros destinos por una sola causa, la nuestra, la propia, la de cada uno.
Torcuato Luca de Tena escribió que Dios escribe recto en renglones torcidos, yo fui uno de esos renglones retorcidos, donde estoy intentado escribir una trayectoria de vida, la que me queda, con cierta rectitud y dignidad, que mi trabajo me cuesta.

Anónimo



6 comentarios:

  1. Eres muy valiente. Realmente hay momentos en la vida en que tenemos que decidir cerrar puertas. Me alegro de que hayas querido cambiar a tu invierno en primavera. Un abrazo muy fuerte.

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  2. De casi todos los que me rodean es sabido que me gusta la soledad y el silencio, poseedora de un carácter sensible y melancólico, siempre camino por el borde de la cornisa, donde un paso en falso me llevaría al vacío, a la oscuridad, al círculo cerrado y angosto de los pensamientos que conllevan al suicidio.
    Demasiadas lunas o ninguna, porque he perdido la cuenta o porque ya no importan, han pasado cruzando el cielo desde el primero hasta el último, del que tan solo hace unos días; me hierven las lágrimas en los ojos de tanto contenerlas. Los que me abrigan con tanto cariño, no se merecen más de este sufrimiento, por los que en muchos momentos, cuando llaman, simplemente no estoy.
    Pero no todos los que deciden acabar con su vida son culpables en sí mismos, ni son cobardes, ni lo hacen por fastidiar, como algunos creen, con esa capacidad de juzgar que se toman, hablan y critican porque en realidad no saben más; siento lástima por lo ignorantes que son.
    Hay culpables a la sombra, asesinos indirectos que la justicia nunca condena, esas personas que te llevan por su manera de actuar a la desesperación y a la locura, fuera de los límites naturales de aceptación. A esos que encima de ser responsables los consideran merecedores de compasión por la pérdida sufrida.

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  3. Creemos que vivimos dentro de una campana, que somos autónomos, y solos. Dentro de esa oscuridad que nos autoinflingimos, queremos creer que podemos ser sólo sombra para lo que nos rodea.
    A quién menos te imaginas, te conviertes en luz.
    Lo malo, es que no conocemos donde guardamos el interruptor, que nos convierte de oscuridad en luz. Pero sigo pensando que existe mucha luz

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  4. En la vida hay momentos buenos y malos pero vale la pena vivirla. Muchos ánimos. Todo pasa.

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  5. No tengo mucho más que añadir a estos comentarios, simplemente desearte suerte y ojalá está palabras sirvan para ayudar a otros.

    Quedamos muy agradecidos por darnos la oportunidad de publicar tu historia.

    Un fuerte abrazo.

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  6. Entiendo que el sufrimiento insoportable nos lleve a terminar con todo para librarnos de él, tal vez pensar en la persona que más nos quiere y apoya y el alejamiento de quienes nos maltratan psicológicamente, nos libere de este pensamiento.
    Ánimo, aunque no te lo parezca ahora, la vida tiene cosas hermosas que mereces disfrutar.
    teresa

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