Hablar de mi enfermedad es hablar de incomprensión en su
máxima expresión, puesto que ni las administraciones, ni el ministerio de
sanidad, ni los empresarios, ni los familiares, ni los amigos, ni los allegados
quieren reconocerla, cuando es mucho más invalidante que una esclerosis
múltiple, un SIDA o un cáncer.
Padezco desde hace más de ocho años fibromialgia y fatiga crónica. Durante todo
este tiempo ha sido un padecimiento continuo, no sólo por los síntomas que se
sufren, también por la lucha interna y externa que supone padecerla; me llamas vaga y perezosa muchas veces, me
dijiste que me hacía la enferma para no ir a trabajar, y cuando me tuviste en
urgencias, ya diagnosticada, te negaste a atenderme porque era crónica y me
dijiste que no era causa suficiente para ir a ponerme una inyección que calmara
mi sufrimiento. Es muy fácil rechazar lo que no se comprende, no te lo tengo en
cuenta, pero voy a explicarte un poco cómo me siento, con el único objeto de que
no añadas a mi dolor más dolor con ese desprecio, sarcasmo y esa burla mal
disimulada que noto muchas veces cuando me hablas.
El dolor va y viene, no siempre en los mismos lugares ni con
la misma intensidad. Te diré que hay veces que no puedo lavarme la cabeza
porque soy incapaz de levantar los brazos, y no me digas que me tome un
antiinflamatorio porque no me funcionan: las señales que llegan a mi cerebro,
debido a las alteraciones del sueño, son inadecuadas.
No estoy cansada, estoy agotada, exhausta, y por mucho que quiera seguir tu ritmo, no lo
consigo. Te pido que no te enfades si ayer quedé contigo para hoy y en estos
momentos no puedo ni levantarme de la cama. Es un precio muy alto el que estoy
pagando por llevar a mi cuerpo más allá de sus límites.
Ten paciencia ante mi torpeza, ya no controlo mi musculatura,
ya no soy la que era.
No te enfades si mi memoria es a corto plazo y se me ha
olvidado tu nombre, o llamarte o felicitarte.
Vivo de continuo en un desorden que todo lo agrava, eso
dicen. Mi sensibilidad es superior a la media y muchas cosas me molestan, como
la luz, los ruidos agudos, los olores… Mi termostato biológico se estropeó, y
lo peor de todo es que nadie sabe cómo carajos arreglarlo, por lo que te pido
que no te sorprendas ante mis reacciones al calor, al frío y a la humedad.
Este insoportable dolor me lleva a pensar algunas veces en
la muerte, y no puedo parar de pensar en ella, se vuelve casi obsesiva. Sólo te
pido que, cuando me suceda esto, seas cariñoso y me extiendas tu mano con
sinceridad para sacarme del agujero. Muchas de mis compañeras, como ya sabes,
no tuvieron tanta suerte por contar contigo, y ahora están muertas.
Agradezco tu paciencia, tu comprensión: y deseo que no me
abandones ahora que lo sabes, como hicieron otros, porque llevar todo esto en
soledad es muy difícil y empeora mucho más los síntomas.
Laura Mir
He conocido a varias personas con esta enfermedad y sé que no son unas gandulas, las he visto trabajar duro antes de padecerla. Creo que si alguien no la comprende es debido a su falta de sensibilidad, hacia la fibromialgia y a todas las cuestiones que requieran esa cualidad.
ResponderEliminarHay mucha ignorancia. Es genial este escrito
ResponderEliminarFamilia y amigos tienen que estar a la altura de la valentia del enfermo, hay una mayoria que así lo hace, al resto cobarde y cruel IGNORÉMOSLES.
ResponderEliminarTeresa
Es una enfermedad antigua, a la que hasta hace poco no se le ha puesto nombre. Ahora la gante ya sabe de que se trata, pero no basta con saber, hay que COMPRENDER sus devastadores efectos
ResponderEliminarA. Gran
No me puedo imaginar tan ingrato dolor arrastrado y vapuleado por la Sanidad Pública, tan solícita del apoyo moral de los ciudadanos últimamente, sabiendo que debe de ser sólo una cuestión administrativa para no reconocer una enfermedad, diagnosticada, pero que conllevaría a tener que aportar unos recursos tan lógicos como pensiones para las víctimas de esa cruenta enfermedad.
ResponderEliminarEspero, y deseo, que esa carta abra los ojos de quien los cierra apropósito de su ignorante y simple insensibilidad.
Felicidades Laura.
Agradezco mucho vuestros comentarios, y sí, ojalá, las cosas cambiaran y facilitaran la vida de todas las personas enfermas de fibromialgia, aún tardaremos en verlo, mientras tanto no nos queda otra que protestar.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me gusta cómo expresas tus sentimientos. El que no entiende es porque es un ignorante, mejor así. Animos!!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Carina por tu comentario y por los ánimos, se agradecen.
ResponderEliminarUn abrazo