Puedes verlo en los atardeceres rojos
cuando el sol refleja sobre la laguna,
es el halo de mi pupila, no de tus ojos,
que sólo hay amor, sin duda ninguna.
Puedes verlo más cerca que lejos,
fuera de estos tiempos de hambruna,
en el lecho, en el fondo, es un espejo,
sin la indiferencia que tanto importuna.
Puedes verlo si quieres, es un reflejo
rosáceo en la superficie de la laguna,
sin rojos de pasión pero en mis ojos,
que es sólo amor sin precisar fortuna.
Puedes verlo sin ver a este viejo,
sin memoria ni compasión ninguna,
lo siente desde lo hondo y es añejo,
la entrega de este amor que tanto ayuna.
Albert Gran
Realmente parece escrito desde el corazón, Albert. Felicidades!
ResponderEliminarSimplemente bello. Me arranco el sombreo, que ya ha quedado por los suelos.
ResponderEliminarCuando el maestro dicta, el alumno sólo toma nota.
Felicidades Albert.
Hola Albert Gran.
ResponderEliminarUn precioso poema que invita a soñar.
Me ha encantado.
Un saludo.
Benjamin